Los olvidados

Olvidados
los olvidados
cuando no se conoce la lengua
se dirían árboles felices
los olvidados
plátanos y olivos.

Los olvidados
pequeñas plantas errantes
de los arrabales de la Ciudad de México
prematuramente arrancados
al vientre de su madre
y de la miseria

Los olvidados
niños demasiado pronto adolescentes
niños olvidados
relegados… no deseados.

Los olvidados
la vida no tuvo tiempo de acariciarlos.
Luego ellos se encabronaron con la vida
y viven con ella
a cuchilladas los cuchillos
que el mundo adulto y manufacturado
velozmente les hundía
en su corazón que fastuosamente generosamente y
afortunadamente latía.

Y esos cuchillos se los arrancan
ellos mismos de su pecho
muy pronto helado
y golfean al azar
a como salga entre ellos
a diestra y siniestra
para calentarse un poco.
Y caen públicamente
bajo el sol heridos.

Los olvidados
niños amorosos
y no amados
asesinos adolescentes
asesinos.

Pero en medio de una feria de barriada
un niño a salvo
sobre un caballo de madera errante
sonríe...
gira un instante
y su sonrisa es el sol
que se pone y se levanta al
mismo tiempo
y el gran mundo
chirriante de la festividades oficiales
iluminado por esta sonrisa
embellecido por este sol
también respira un instante y un poco celoso
enmudece.

Jaques Prevert