lunes, abril 14, 2008

Yo consumido

Derivado de la obsesión por un estilo de vida. Solo eso… a eso me reduzco. Corrupción, asesinatos, crimen, pobreza, ¡todo eso me importa un carajo!. Mi atención se enfoca en las revistas con gente famosa, rica y triunfadora, no existe tiempo para los demás.

Aquel tiempo en el que estudiaba, los ideales estaban empapados de libertad infectando la sangre día a día; pero ahora lo que me interesa es tener 500 canales en la tele. En aquellos días escolares las revistas pornográficas devoraban parte de mi mesada; hoy en día me fijo lo que compran mis compañeros de oficina, para adquirir más y mejores mercancías.

Prefiero que me pongan una pistola en la cabeza y pinten un muro con mis sesos a perder todas mis posesiones, o que los bancos dejen anulada la liquidez que con tanto esfuerzo he conseguido. Me siento iluminado, rodeado de pertenencias sobradas que no utilizo; pero costosas y que me hacen sentir la vida como si se tratará de algo realmente importante.

No importa como sea la búsqueda de mis posesiones: poniendo gasolina, sirviendo mesas o haciendo de esclavo trajeado; todo se justifica para perseguir autos y ropa, aún eso signifique someterme a trabajar en lo odiado, pero todo es válido cuando se trata de comprar lo innecesario.

La televisión nos crió para creer que seremos millonarios dioses del cine o estrellas de rock; pero poco a poco aterrizamos en la realidad, aprendemos, asimilamos y aceptamos. Para engañarnos y masturbarnos la mente compramos esa porción de fama que anuncia nuestro deportista admirado o la celebridad de moda, y de este modo nos olvidamos del patético papel que nos tocó desempeñar en esta parte de la historia.

Básicamente soy mi trabajo, el dinero que tengo, soy el auto que conduzco, soy la persona que me cojo, soy lo que hay en la cartera, soy un traje de diseñador, soy los aparatos electrónicos que adornan mi sala, soy unas vacaciones en donde sea costoso, soy los inútiles regalos de navidad, básicamente soy… un producto para tu consumo.