miércoles, agosto 02, 2006

¿Quién carajos es Perro Zombie?

Representado generalmente por el color negro, aunque nunca lo he tomado como estandarte ni ideología. El paso de estos veinticinco años ya han comenzado a cobrar cuentas: El abuso de la cerveza ha hecho que la panza crezca considerablemente. Las marcas de mi nerviosismo e inseguridad son visibles en mi rostro. Siempre he evitado la monotonía, por eso no creo que andar peinado (o despeinado) a la moda o de la misma forma todos los días, sea lo que yo necesito. La vestimenta suele funcionar parecido, aunque me es difícil permanecer alejado de algo que me dé fachada negra, no estoy peleado con otros colores. Siempre he tratado de ser respetuoso con los demás, así que me adapto a las reglas de etiqueta de cada lugar y situación.

Con los ojos siempre tristes, pretendo ser alguien inquebrantable con una armadura de hombre fuerte, pero que solamente consigo ser el mismo niño débil y vulnerable desde hace muchos años. Una fisonomía gruesa que no encaja en el modelo de niño bonito (¡y ni que me importara!). Con un rostro algo marcado y la nariz chueca, por los años de la adolescencia y por una golpiza que casi me arranca la vida (y no es metáfora).

Prudente, justo, sociable, sensible, cortés, humano al fin y al cabo. No puedo dejar de intentar llevar mi humanismo a la utopía individualista de pretender ser mejor conmigo mismo y con mis semejantes, aunque al final sigo siendo igual de ordinario que todos los demás, con ciertas virtudes y algunos típicos defectos.

A veces, como cualquier persona, siento que mi vida es una despiadada versión del enojo de un Dios, pero en otras ocasiones pareciera estar lleno de una infinita tranquilidad que apacigua incluso a los que se encuentran a mi alrededor. Enamorado de mi tristeza infinita y eso complica aún más todo porque anidan en mí un cóctel bastante singular de sentimientos de odio, amor, tristeza, gozo, frustración, deseo, represión, alivio, culpabilidad. Y así por el estilo demasiada complejidad impera en mis pasos.

Firmeza en las decisiones y responsabilidad de las acciones, así es como pienso. Me desenvuelvo en una sociedad bastante hostil y voraz, pero no desisto en mi idea de que todos somos iguales, lo único que nos diferencia son nuestras responsabilidades colectivas e individuales. Nunca he buscado la grandeza de un rey, ni el poder de un gobernante. Más bien quiero una vida sencilla en un bonito departamento con un perro fiel que espere mi llegada, ¡ahh, pero eso si, con una enorme colección de discos que adorne el lugar!

No sé que tanto pueda ambicionar. Lo que si es seguro es que frustrado, no quiero estar. ¿Hasta dónde seré capaz de llegar? Tal vez nunca lo pueda adivinar, pero eso sí, en el transcurso de mi vida me quiero divertir. Quién sabe si algún día logré tener una relación estable con una mujer. Hay algo que si es indiscutible, y es que sé que siempre estaré rodeado de lo mejor: mis amigos y su apoyo y compañía.

Complicado por naturaleza, difícil de complacer, responsable de mis aciertos y errores, apolítico y sin credo, concepción sarcástica e irónica de la vida, único para unos, ordinario para otros. Es difícil describirme y mi confusa existencia sólo logra entorpecer la idea de lo que se supone debo ser y, aunque a nadie pretendo defraudar, no puedo evitar que aún los que mejor me conocen, se pregunten al final del día: ¿Quién carazos es Perro Zombie?

Mi aprendizaje de los monjes budistas

Hace tiempo, en uno de esos viajes que suelo hacer al centro de esta ciudad, me encontré en la Plaza de la Ciudadela con un personaje bastante singular, él cual me contó una peculiar historia pero con mucha enseñanza:

“En una montaña alejada del Tíbet, se encontraba un templo resguardado por un Monje Budista él cuál era ya muy viejo como para continuar a cargo del cuidado del santuario, así que decidió nombrar a alguno de sus discípulos como su sucesor. Existía la dificultad de elegir a alguno en especial, ya que todos llevaban el mismo tiempo bajo su tutela y para él, simplemente no existían los favoritismos.

Decidió ponerles una prueba, para quién la resolviera primero, heredará el honor de ser el siguiente guardián del templo. Y sin pensarlo mucho, se dispuso a llamar a todos sus pupilos al salón principal en donde practicaban sus meditaciones todos los días. Con una precisión envidiable, todos tomaron sus lugares y comenzaron a escuchar los deseos de su maestro.

Todos estaban deseosos de obtener tan prestigiado nombramiento de ser el próximo protector aquel mítico lugar. Algunos, comenzaron a imaginar que se trataría sin duda de una prueba física. Hubo quienes pensaron que se trataría de un problema mental, y así por el estilo todos tenían ideas de lo que se podría tratar.

Gran sorpresa provocó el aún guardián del templo, cuando dispuso al centro de todos los alumnos un hermoso florero de la más fina porcelana china que hubieran visto, y el asombro fue aún mayor cuando en éste colocó la flor más aromática y hermosa que jamás nadie había visto en los alrededores del santuario. He aquí el problema, dijo sin bacilar y salió inmediatamente de la habitación pidiendo que lo resolviera aquél que se creyera capaz de ser el nuevo guardián del templo.

Todos miraron con extrañeza el florero. Revisaron una y otra el florero y vieron que era perfecto en sus formas, mientras que la flor no parecía tener el menor inconveniente ya que para algunos llego incluso a provocar dulces recuerdos de su niñez. Fue una búsqueda incesante de algún defecto que pudiera presentar, pero no existía falla alguna según los alumnos del Monje.

De pronto uno de los discípulos se levanto de su lugar, mientras que ya la mayoría había desistido en su intento. Miró el florero, lo tomo, quito la flor y la pisó, y el florero lo arrojó sin miramientos. Inmediatamente el Maestro entró y pregunto que quién había realizado tal acción y sin pensarlo el culpable lo confeso y dijo haber terminado con el problema que les había planteado el budista más viejo y sabio.

Gran alegría invadió al Maestro cuando dijo: Has comprendido a la perfección la problemática de todo. En la vida puede haber obstáculos y situaciones que nos parecerán increíbles y maravillosas, pero que a fin de cuentas son tan sólo un problema para nuestra existencia y aún se trate del problema más bello, habrá que darle fin. Y así éste fue el pupilo que continuo el linaje en aquel templo”

Así terminó aquél personaje su historia y agradezco que haya llegado en un momento de mi vida que más necesitaba esta gran lección. Ahora sé que soy capaz de terminar con aquellos problemas por más hermosos que puedan parecer., sólo son eso: problemas y habrá que darlos por terminados.

Vida aburrida

Mi vida se ha vuelto tan aburrida
que ahora le doy importancia a la llamada
de una chica que me quería vender cualquier porquería
con esto me doy cuenta de que necesito compañía

Necesito cualquier tipo de emoción
por lejana que sea no debo caer en desesperación

Debo calmar los ojos que brillan con cualquier destello
a veces el diablo suele seducir con su vestido mas bello

Los alacranes danzan en mi pecho y no hay preocupación
la llama en la carne se hace vacía
mi percepción del amor viene en una película de pornografía
el libido que desprende la tele provoca una rápida erección

Mi vida se ha vuelto un tanto vacía
que ahora lleno las formas del restaurante quejándome de la comida
diciendo que sus manjares son insulto a mi saliva
y ni hablar de lo demás porque no se salva ni la bebida.

Necesito cualquier tipo de objetivo
por obsoleto que sea no debo permanecer pasivo

Amamantar el deseo de pertenencia y no me coma el sistema
drogaré de consumismo esta mi existencia vacía

Tejer un destino en sociedades de alta y mediana alcurnia
sentirme esclavo de una corporación sirve de ayuda
sigo estando solo no importando a que lugar caro acuda
en mi camino todo es igual y cualquier cosa hace que me aburra

Mi vida se ha vuelto tan aburrida
que ahora le doy importancia a la llamada
de una chica que me quería vender cualquier porquería
espero con ansías llame de nuevo haber si me acepta una salida.